¡Siéntate a la mesa con apetito no con hambre!
¿Cuántas veces has llegado a la hora de la comida con tanto hambre que te has privado de disfrutar de lo que te estás comiendo? Sentarse a la mesa con hambre no solo puede disminuir tu disfrute de la comida, sino que también puede resultar en un consumo excesivo de calorías.
Se requiere de una gran cantidad de energía y concentración para preparar una comida nutritiva y deliciosa, por lo que es importante que tengas la sensación adecuada de hambre para disfrutarla y apreciarla. Aquí te dejamos algunos consejos para que disfrutes de tu comida:
Sé consciente de tu hambre
Antes de que te sientes a la mesa a comer, pregúntate a ti mismo cuál es tu nivel de hambre en una escala del 1 al 10 (siendo un 1 el “muerto de hambre” y un 10 el “lleno hasta la coronilla”). Trata de comer cuando estás en torno a un 3 o 4 para evitar llegar a un nivel muy alto de hambre.
Enfócate en tu comida
Una vez que te hayas sentado a la mesa, céntrate en tu comida y en disfrutarla. Trata de eliminar cualquier distracción, como celulares o televisores, para que puedas prestar atención completa a lo que estás comiendo.
Usa todos tus sentidos
Aplica tus cinco sentidos a la hora de comer para que puedas realmente disfrutar la comida. Presta atención al sabor, al olor, a la textura y al aspecto de cada bocado.
Come lentamente
Trata de masticar lentamente para que puedas apreciar cada bocado de comida. Además, comer lentamente te permitirá sentirte satisfecho y con menos hambre a lo largo del tiempo.
Sirve comidas saludables y balanceadas
Trata de preparar comidas que contengan proteínas, carbohidratos y grasas saludables para que puedas mantener un equilibrio en tu alimentación. De esta forma te sentirás satisfecho por más tiempo y no tendrás que luchar contra la tentación de comer demasiado después.
¡No te saltes comidas!
No saltes las comidas para ahorrar calorías. Saltarse comidas puede conducir a un exceso de hambre y a una disminución de la capacidad de concentración y energía.
Conclusión
Siéntate a la mesa con apetito, no con hambre. Concéntrate en tu comida, saborea cada bocado y presta atención a tu cuerpo para que puedas disfrutar de los alimentos sin tener que luchar contra el hambre o comer de más.