05Dic

Sentir sed o hambre es normal pues ambos son procesos naturales de nuestro cuerpo que funcionan como alarma para recordarnos que nuestro organismo carece de nutrientes o del vital líquido, es decir, de agua. No obstante, en ocasiones, confundimos ambas sensaciones.

Te preguntarás, ¿Cómo es posible que se pueda confundir la sed con el hambre?, ¿se pueden diferenciar? En este artículo encontrarás las respuestas a esas preguntas. Comencemos.

¿Qué es la sed?

La sed no es más que una alerta que nos envía nuestro cerebro para que prestemos atención a la hidratación de nuestro cuerpo. Cuando sentimos sed es porque ya hemos perdido aproximadamente el 3% del líquido de nuestro cuerpo. Cuando esto sucede, la concentración de sodio se incrementa y la sangre se vuelve densa.

La sed se produce por diversas razones, por ejemplo, cuando sometemos nuestro cuerpo a rigurosas rutinas de ejercicios que nos hacen sudar o cuando nuestra alimentación no es equilibrada y rica en verduras que nos proporcionen líquido. También, se produce por procesos naturales como la transpiración, la orina y las heces.

¿Qué es el hambre?

El hambre es una sensación que constantemente está presente en nuestro día a día. El hambre o ganas de comer, es una reacción natural de nuestro cerebro cuando percibe que nuestro cuerpo no está recibiendo las calorías y nutrientes adecuados. Cuando ocurre esto, nuestro rendimiento físico disminuye, así como la fuerza y energías para realizar las actividades diarias.

La necesidad de ingerir alimentos puede aparecer cuando no tenemos una buena rutina alimenticia y por ende nos saltamos comidas. Hacer ejercicios constantemente, llevar una vida laboral muy agitada y estresante también influye e incrementa la necesidad de ingerir alimentos, debido a que este tipo de actividades consumen los nutrientes que proporcionan las comidas.

¿Cómo saber si tengo sed o hambre?

Aunque consumir agua y alimentos son actividades básicas con las que todos estamos muy familiarizados, sorprendentemente podríamos confundir estas dos necesidades. ¿Cómo es posible esto? Porque ambas sensaciones son muy similares y en muchos casos también se presentan de formas sutiles.

Sin embargo, es importante que aprendamos a distinguir la una de la otra. Te mostraré a continuación algunas formas de lograrlo.

Como ya he mencionado, sentimos sed cuando el proceso de deshidratación ya ha comenzado, es por eso que para identificar que lo que en verdad estás sintiendo es la necesidad de consumir agua, debes prestar atención a los siguientes síntomas; dificultad para concentrarte, dolor de cabeza que normalmente es leve pero que en ocasiones se agudiza, debilidad e incluso mareos.

Cuando sentimos hambre, los síntomas pueden ser similares a los de la sed, sin embargo, estos varían. Por ejemplo, muchos relacionan el sonido o gruñir de las tripas con la necesidad de consumir alimentos, y es cierto, esta es una de las señales, pero no es la única.

Al tener hambre nuestras energías se debilitan, así como las ganas de realizar diferentes actividades que requieran fuerza física o concentración. Además de eso, se puede experimentar un dolor de cabeza, mareos y hasta mal humor.

Es importante que comprendas que alimentarse o consumir agua no son actividades que se deben hacer al azar o esporádicamente, ya que de estos dos factores depende en gran parte la calidad de nuestra vida. Por eso, mantén una buena dieta e ingerir como mínimo 8 vasos de agua al día, aumentando la cantidad si se realizan actividades que consuman mucha energía.

Así que, evita sentir sed para consumir agua y experimentar los síntomas de hambre para alimentarte. Lo mejor es que tengas un horario para las comidas y que te esfuerces por no saltarte ninguna de ellas. Además de eso, evita consumir alimentos por diversión o tomarlo como un pasatiempo, ya que hacerlo así será contraproducente.

¿Por qué es importante no confundir la sed con el hambre?

Cuando se confunden estas dos necesidades básicas de nuestro organismo nos exponemos a malos hábitos alimenticios e incluso a enfermedades como el sobrepeso, problemas de azúcar y otras enfermedades metabólicas. ¿Por qué?

Muchas veces, cuando tenemos sed creemos que lo que nuestro cuerpo pide es alimentos, por lo que terminamos consumiendo más alimentos de los necesarios e incluso azúcares que no proporcionan ningún beneficio.

Puede ser que a veces aun acabando de comer, sientas hambre, ¿por qué sucede eso? Porque en realidad no es hambre lo que sientes sino que tu cuerpo se está deshidratando. Por lo tanto, cuando esto pase, es recomendable que tomes un vaso de agua y verás que lo más probable es que a los 5 o 10 minutos las ganas de comer desaparezcan.

¿Por qué cuidar nuestra alimentación y consumir suficiente agua?

Nuestra calidad de vida es sinónimo de una buena alimentación, ya que si tenemos una mala dieta o malos hábitos alimenticios, actividades tan sencillas y comunes, como por ejemplo la jornada laboral, pueden convertirse en todo un desafío. En cambio, cuando tenemos una buena alimentación, nuestro estado de ánimo mejora y en consecuencia aumentan las ganas de hacer cualquier tipo de trabajo o actividad.

Al alimentarte correctamente, tu Índice de Masa Muscular (IMC) mejora, el tejido y las articulaciones se fortalecen, los dolores de cabeza por hambre no están presentes y mucho menos la sensación de debilidad o cansancio.

Por esto, lo mejor es que consumas comidas ricas en nutrientes y equilibradas tres veces al día, en el desayuno, la comida y la cena. También, es recomendable que entre comida consumas algún trozo de fruta para evitar que tu cuerpo sienta hambre.

Por otro lado, cuando consumes la cantidad de agua correcta tu sistema digestivo funciona de forma adecuada. Esto lo notarás en las heces y en la orina, ya que cuando tomas suficiente agua esta última tiende a ser de color amarillo claro y no oscuro. Otro beneficio de mantenerte hidratado es que la sangre circula con facilidad y por ende los problemas circulatorios disminuyen.

En resumen, recuerda siempre que tomar agua y consumir alimentos no es algo que se deba tomar a la ligera, por eso, lo mejor es aprender a diferenciar cada necesidad de la otra para así poder darle a tu cuerpo lo que pida y contribuir con su óptimo funcionamiento.

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